En nuestro último encuentro de psicodrama, comenzamos con un caldeamiento bastante movidito, en donde pudimos pasar de la calma al miedo y del miedo a la calma en solo unos segundos. Imaginamos que podíamos caminar sobre nubes, con un clima soleado, lluvioso, de día, de noche y hasta fuimos bombardeados…pero por suerte al fin, encontramos un refugio que nos salvó la vida.
Luego, nos reunimos en circulo tratando de interpretar al mejor estilo “Alberto Migré”, distintos papeles, de los cuales unos nos divirtieron y otros nos costó interpretar (por lo menos a mi), fuimos desde una pobre novia plantada en el altar, hasta vaqueros batidos a duelo…en donde alguno de los dos debía morir…lo bueno es que no sabíamos cual…el que disparaba primero “ganaba”…
Luego debimos imaginar que estábamos invitados a la fiesta, de una persona muy importante y muy adinerada, a la cual no conocíamos.
Juan Carlos nos describió y nos mostró, como y que cosas había en ese lugar: un sofá, una alfombra de importante tamaño y calidad, un enorme cuadro con el retrato del dueño de la casa, dos candelabros, un hogar a leña, una araña en el techo y una mesa con un gran banquete.
La consigna era entrar a esa fiesta y esperar que venga nuestro anfitrión.
Por supuesto que durante esta espera sucedieron distintas cosas, en cada una de nosotras y en cada una de nuestras acciones. Algunas, observábamos el lugar detenidamente o al menos eso pensábamos que hacíamos, ya que ninguna se fijo, por ejemplo de no colgar la ropa sobre la mesa o de no caminar por encima de ella.
El detalle que ninguna dejó pasar de la escenografía, era el de la comida…y sobre todo las bebidas alcohólicas, todas tomamos nuestra copita y una que otra repitió.
En la mitad de la escena, Juan nos decía que el dueño no iba a venir, y ante esa situación…que hacíamos? En lo personal, salí muy enojada de la casa ya que para mi estaba perdiendo el tiempo en ese lugar, no conocía a nadie, me aburría estar sola, me sentí incomoda.
Mis compañeras se sentaron y siguieron bebiendo y comiendo sin aparentemente importarle la ausencia del anfitrión.
El fin de esta técnica tenia que ver con la ESPERA, servía para ver como nos sentíamos y que reacciones teníamos frente al echo de esperar algo y ante la noticia de que ese algo o alguien, jamás vendría.
Luego de esto, Juan nos propuso que una de nosotras se sentara en una silla y adoptara la posición, que quisiera, luego otra debía acercarse y tratar de completar la figura que la compañera había creado.
La persona que estaba en la silla debía mantener la misma posición durante unos minutos, y la que debía completarla tenía que ir variando los movimientos de acuerdo a lo que para ella significaba esta figura inicial realizada por su compañera.
Cuando Juan lo disponía la persona que estaba en la silla se iba, y se sentaba la otra repitiendo la consigna y esperando que alguien la viniera a completar.
De las figuras creadas por nosotras surgieron cientos de cosas a las cuales nuestra imaginación pudo darle significado.
Algunas figuras inspiraban llanto y angustia para algunas, mientras que para otras no.
Otras inspiraban ternura, otra soledad, otras melancolías….a veces nos acercábamos a consolar al que nos parecía angustiado y otras solo le hacíamos compañía desde lejos.
Esta técnica, según lo expuesto en el cierre, en algún punto nos sirvió para darnos cuenta las diferentes maneras de ver la realidad del otro. Lo que el otro nos esta pidiendo con el cuerpo muchas veces no lo recibimos como tal, uno ponía en la acción del otro su propia interpretación de la misma, y por lo tanto lo que espera la persona que estaba en la silla, no era lo mismo que lo que el otro le daba.
La mayoría de las técnicas, tenían como tema central, LA ESPERA, como dije antes, como reaccionamos ante la misma, y cuantas diferencias puede haber en las reacciones de cada persona en particular
En lo personal, pude darme cuenta en esta técnica, como en los anteriores, qué poco miramos al otro, qué poco nos importa a veces que le pasa al prójimo. Y que esto es algo general, estamos tan preocupados por nuestros problemas y nuestras cosas, que no dejamos ver lo que esta alrededor de nuestro, para poder conocer e interactuar con el otro, interesarnos por saber quien es, que le pasa y hasta como podemos ayudarlo o acompañarlo.
Al margen de todo esto, y aprovecho esta oportunidad para poder decirlo, porque fue algo que me hizo sentir muy bien, a partir del comienzo de este curso pude reconocer lo poco que jugaba con mi hijo, que difícil se me hacía poner el cuerpo, tirarme en el piso y disfrutar de lo que la imaginación me regalaba, poder ser quien mi hijo quería que sea, en ese momento. Y sinceramente…cuantas cosas me perdía!!!. Y creo que también en cierto punto tiene que ver con dejar de preocuparme por las cosas tangibles y disfrutar de las pequeñas cosas que la vida me regala.
Luego, nos reunimos en circulo tratando de interpretar al mejor estilo “Alberto Migré”, distintos papeles, de los cuales unos nos divirtieron y otros nos costó interpretar (por lo menos a mi), fuimos desde una pobre novia plantada en el altar, hasta vaqueros batidos a duelo…en donde alguno de los dos debía morir…lo bueno es que no sabíamos cual…el que disparaba primero “ganaba”…
Luego debimos imaginar que estábamos invitados a la fiesta, de una persona muy importante y muy adinerada, a la cual no conocíamos.
Juan Carlos nos describió y nos mostró, como y que cosas había en ese lugar: un sofá, una alfombra de importante tamaño y calidad, un enorme cuadro con el retrato del dueño de la casa, dos candelabros, un hogar a leña, una araña en el techo y una mesa con un gran banquete.
La consigna era entrar a esa fiesta y esperar que venga nuestro anfitrión.
Por supuesto que durante esta espera sucedieron distintas cosas, en cada una de nosotras y en cada una de nuestras acciones. Algunas, observábamos el lugar detenidamente o al menos eso pensábamos que hacíamos, ya que ninguna se fijo, por ejemplo de no colgar la ropa sobre la mesa o de no caminar por encima de ella.
El detalle que ninguna dejó pasar de la escenografía, era el de la comida…y sobre todo las bebidas alcohólicas, todas tomamos nuestra copita y una que otra repitió.
En la mitad de la escena, Juan nos decía que el dueño no iba a venir, y ante esa situación…que hacíamos? En lo personal, salí muy enojada de la casa ya que para mi estaba perdiendo el tiempo en ese lugar, no conocía a nadie, me aburría estar sola, me sentí incomoda.
Mis compañeras se sentaron y siguieron bebiendo y comiendo sin aparentemente importarle la ausencia del anfitrión.
El fin de esta técnica tenia que ver con la ESPERA, servía para ver como nos sentíamos y que reacciones teníamos frente al echo de esperar algo y ante la noticia de que ese algo o alguien, jamás vendría.
Luego de esto, Juan nos propuso que una de nosotras se sentara en una silla y adoptara la posición, que quisiera, luego otra debía acercarse y tratar de completar la figura que la compañera había creado.
La persona que estaba en la silla debía mantener la misma posición durante unos minutos, y la que debía completarla tenía que ir variando los movimientos de acuerdo a lo que para ella significaba esta figura inicial realizada por su compañera.
Cuando Juan lo disponía la persona que estaba en la silla se iba, y se sentaba la otra repitiendo la consigna y esperando que alguien la viniera a completar.
De las figuras creadas por nosotras surgieron cientos de cosas a las cuales nuestra imaginación pudo darle significado.
Algunas figuras inspiraban llanto y angustia para algunas, mientras que para otras no.
Otras inspiraban ternura, otra soledad, otras melancolías….a veces nos acercábamos a consolar al que nos parecía angustiado y otras solo le hacíamos compañía desde lejos.
Esta técnica, según lo expuesto en el cierre, en algún punto nos sirvió para darnos cuenta las diferentes maneras de ver la realidad del otro. Lo que el otro nos esta pidiendo con el cuerpo muchas veces no lo recibimos como tal, uno ponía en la acción del otro su propia interpretación de la misma, y por lo tanto lo que espera la persona que estaba en la silla, no era lo mismo que lo que el otro le daba.
La mayoría de las técnicas, tenían como tema central, LA ESPERA, como dije antes, como reaccionamos ante la misma, y cuantas diferencias puede haber en las reacciones de cada persona en particular
En lo personal, pude darme cuenta en esta técnica, como en los anteriores, qué poco miramos al otro, qué poco nos importa a veces que le pasa al prójimo. Y que esto es algo general, estamos tan preocupados por nuestros problemas y nuestras cosas, que no dejamos ver lo que esta alrededor de nuestro, para poder conocer e interactuar con el otro, interesarnos por saber quien es, que le pasa y hasta como podemos ayudarlo o acompañarlo.
Al margen de todo esto, y aprovecho esta oportunidad para poder decirlo, porque fue algo que me hizo sentir muy bien, a partir del comienzo de este curso pude reconocer lo poco que jugaba con mi hijo, que difícil se me hacía poner el cuerpo, tirarme en el piso y disfrutar de lo que la imaginación me regalaba, poder ser quien mi hijo quería que sea, en ese momento. Y sinceramente…cuantas cosas me perdía!!!. Y creo que también en cierto punto tiene que ver con dejar de preocuparme por las cosas tangibles y disfrutar de las pequeñas cosas que la vida me regala.
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